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viernes, 11 de mayo de 2012

Relato Nº3 de Guillermo Muñoz Pedrosa

El sueño de Alicia.
El solo comienza a ponerse en el lejano horizonte, dando paso a la oscura noche, mientras Alicia va conduciendo por la carretera. Con gran esfuerzo, se mantiene despierta, luchando para no ceder al sueño que busca hacerla presa durante el viaje.
Alicia no había podido dormir bien desde hace ya varios días. Las constantes pesadillas y el abuso de café, la habían mantenido despierta gran parte de las noches durante la semana que estuvo fuera de casa. No le extrañaba que no hubiese podido dormir bien. El preparar las reuniones empresariales hasta el más mínimo detalle y gestionar todas las demás citas de su jefe siempre le provocaron mucho estrés y tuvo que servirse del café para aguantar hasta altas horas de la madrugada para gestionarlo todo. A veces se preguntó por qué traerían de América algo tan perjudicial para el sueño. Pero lo peor no había sido eso. Las continuas pesadillas, no le dejaban conciliar el sueño cuando más lo necesitaba.
Aún conduce por la carretera, cuando los ojos de Alicia están a punto de cerrarse y ceder al sueño en pleno viaje, cuando de pronto algo suena que le hace recuperar de golpe la atención. Aminora la velocidad del coche para dirigir la vista hacia donde provenía el sonido. Saca el ruidoso móvil de su bolso y lo coloca en el dispositivo de manos libres para atender la llamada.
-¿Diga?- La voz de Alicia suena cansada.
-¿Alicia?- Suena una voz dulce a través del teléfono- Soy yo, Nicole.
-¡Oh, hola Nicole!- Intenta contener un bostezo, mientras responde- Ahora no puedo hablar, que estoy conduciendo.
-Llamaba porque Harry no para de preguntar por ti. Quiere saber cuándo llegará su mama- Alicia oye el sonido de una pequeña carrera a través del teléfono- Ahora está jugando con Tobi, y no consigo que se vaya a la cama.
-Sí, tiene mucha energía- Dedica una pequeña sonrisa- El es como su padre, activo, enérgico y muy juguetón.
Alicia aún recordaba aquel fatídico accidente, en el cual su marido había muerto al chocar contra un camión. Desde aquel entonces no había vuelto a ser la misma persona de antes. Se dedicaba más a su trabajo y a su hijo para olvidar aquel fatídico día.
Cuando tenía que salir por viaje de trabajo, contaba siempre con la ayuda de Nicole para que se hiciese cargo de Harry. Era una antigua compañera de facultad y habían tenido una relación muy buena a lo largo del tiempo, no solo cuando la facultad, sino también después de esta habían mantenido el contacto.
-¿Estás bien, Ali?- La voz de Nicole se vuelve un poco preocupada. Siempre utiliza ese diminutivo cuando sabe que algo no le va bien a Alicia.
-Sí, estoy bien. Solo tengo mucho sueño- Intenta no dejarse perder por el sueño y mantener el control del vehículo- Me pararé a dormir en la primera área de descanso que encuentre e intentaré dormir. Dile a Harry que mama volverá por la mañana.
-¡¿Ya estás conduciendo con falta de sueño?!- La voz de Nicole se torna un poco más firme- ¡Ali, que te vas a matar! El médico te dijo que procurases descansar antes de realizar cualquier actividad agotadora ¡Qué padeces de Insomnio!
-Supongo que tenía muchas ganas de volver y veros a ti y a mi hijo- Nota como los ojos vuelven a perder la partida contra el sueño- Escucha, estoy viendo un motel. Creo que descansaré allí. Te veo mañana.
-Vale- Nicole se resigna- Descansa todo lo que puedas y ven mañana. Buenas noches, temeraria.
Alicia cuelga el teléfono y toma un desvío por la carretera a la derecha. El camino se vuelve cada vez más accidentado. Los baches en la carretera se hacen constantes y aparecen muchos obstáculos. Alicia comienza a pensar que se ha equivocado de salida e intenta dar marcha atrás para volver a la carretera. En ese momento, siente el coche hundirse. Mira por el espejo retrovisor y ve que las ruedas traseras se han sumergido en un charco de barro. Intenta acelerar todo lo que puede, pero las ruedas no salen del charco. Frustrada, Alicia sale del coche, maldiciendo todo lo mal decible. Saca el móvil para llamar a la grúa.
-Hola, buenas noches- Ahora su voz suena más seria que hace unos minutos- Mi coche se ha hundido en un charco y no puedo sacarlo por ningún medio. Necesito que me manden una grúa.
-Lo sentimos señorita, pero a estas horas las grúas no están de servicio. Le sugerimos que espere hasta mañana.
-¡¿Qué?!- Alicia intenta mantener la compostura, aunque le cuesta contener su sentimiento de desesperación- ¡Pero, oiga, estoy lejos de la carretera y no veo ningún lugar donde puedan ayudarme!
-De verdad que no podemos hacer nada- La voz de la operadora se mantiene firme- Le aconsejo que busque un lugar donde pasar la noche y mañana vendrá una grúa a sacar el coche.
-Pero…- Intenta pensar en algo para que la urgencia les haga enviar ayuda, pero el agotamiento no le deja pensar con claridad- De acuerdo, pero mándenla a primera hora de la mañana- Resignada da sus datos a la operadora y más o menos la localización del accidente.
Vuelve dentro del coche, a buscar una linterna que guarda en la guantera. Tras comprobar que aún tenía pilas, se adentra en aquel paraje en busca de un lugar donde pasar. Cada vez se hace más de noche y los árboles cubren casi todo el cielo. Suerte de su linterna.
Tras deambular por el oscuro bosque, encuentra una cabaña. Parece vieja y abandonada, pero no tiene otro sitio a donde ir. Se dirige hasta ella con la esperanza de poder encontrar algo de descanso dentro.
-¿Hola?- Abre la puerta lentamente, tratando de averiguar si hay alguien dentro. No ve a nadie, pero para su sorpresa, todo está organizado, aunque viejo- Será la casa de algún guarda forestal- Se dice a sí misma, y viendo que no ve a nadie dentro decide entrar. No ve ninguna cama por ninguna parte, pero la alfombra le parece bastante confortable para pasar la noche.
Se tumba en la alfombra y cierra los ojos, pero le cuesta dormir. Da varias vueltas con los ojos cerrados, pero esta le parece una tarea casi imposible. Finalmente, desiste en su intento, frustrada y cada vez más cansada, pero sin posibilidad de conciliar el sueño. Se dedica a ver lo que hay en la cabaña. Varios utensilios de caza, algunas piezas disecadas, y un gran armario.
Llevada por la curiosidad, dirige su mirada al armario, preguntándose que habrá dentro. Al abrir la puerta, el miedo se apodera de ella. Dentro de ese armario ve varios huesos, todos ellos humanos y cortados recientemente. Alicia hace un gran esfuerzo para contener un grito de horror, y retrocede despacio, intentando llegar hasta le puerta.
Cuando va a abrir la puerta, escucha algo ahí fuera. Oye unos pasos en el exterior, y algo que se arrastra ahí fuera. Aterrada, mira a su alrededor, en busca de un lugar donde esconderse. No ve más solución, al oír que los pasos y el arrastrado comienzan a escucharse sobre la madera que esconderse dentro del armario. Intentando no hacer ruido aparta a un lado los huesos y entra dentro.
A través de una pequeña rendija, puede ver la puerta abrirse. Entra un hombre alto y musculoso, vestido con ropas rústicas y portando un hacha ensangrentada en una de sus manos. En la otra mano, arrastra un cuerpo, una mujer, de unos 19 años de edad.
Alicia contempla la escena con horror. Ve a aquel hombre sacar un pequeño tronco de madera en el que coloca la cabeza de su víctima. Esta recupera la consciencia, y al ver a su ejecutor estalla en gritos e intenta liberarse de su captor, pero este sujeta su cabeza contra el tronco, poniéndole un pie encima. La mujer reza y suplica piedad, mientras que el hacha se alza por encima de su portador. Se hizo el silencio absoluto por unos instantes, mientras la cabeza de la mujer rodaba hasta el armario mostrándole a Alicia su cara de horror y desesperación.
Cuando comienza a ensañarse con el cadáver, Alicia intenta sobreponerse a su terror y a su sueño, buscando así mismo una salida de aquel lugar. Abre lentamente la puerta del armario. Intenta dirigirse a la puerta aprovechando que el monstruo disfruta arrancando los miembros de su víctima. Cuando casi ha llegado a la puerta, nota algo que escapa a su control. La alfombra termina pocos centímetros antes de la puerta, y cuando su pie toca la vieja madera, produce un crujido.
Hubo unos segundos de silencio absoluto. Alicia ve a aquel hombre darse la vuelta lentamente, con el hacha goteando la sangre. Su mirada de maligna sonrisa se clava en los ojos de Alicia mientras comienza a Alzar el hacha. Alicia aterrada abre la puerta a toda prisa, internándose en el oscuro bosque para despistar a ese monstruo.
Con la linterna olvidada, Alicia corre aterrorizada en la oscuridad tropezando con algunos obstáculos, mientras oye las pisadas de su perseguidor a pocos metros de distancia. Se va desesperando cada vez más a medida que corre y solo ve árboles y cuesta en el bosque de aquella montaña, que ya se le hacía interminable.
Sigue corriendo ya con las fuerzas a punto de abandonarla y sopesando un gran cansancio. Ya casi desfallece, cuando el pie se le enreda en algo y cae al suelo a los pies de un árbol. Gateando intenta esconderse en el hueco del árbol a medida que se acerca su perseguidor.
-¡Alicia!- Entre risas malignas grita su nombre, con una voz ronca y seca que recuerda a la propia muerte- ¡Alicia!- ella se ve ya morir a manos de aquel monstruo. Reza a Dios por no sufrir ese cruel y desagradable destino. Levanta la vista, y ve que su asesino está justo encima de ella, en las raíces del árbol. Ella intenta retroceder pero está acorralada y el monstruo comienza a Alzar el hacha que aún gotea sangre.
Oye el sonido de una máquina y como la realidad comienza a girar a su alrededor, desapareciendo la imagen de su atacante. Abre los ojos de golpe y se da cuenta de que está en el hueco del árbol, llena de tierra y porquería. Desconcertada, ve la luz del sol y una grúa que estaba sacando su coche. Uno de los conductores de la grua se acerca ella.
-¿Es usted?… ¿Alicia?- Los mira extrañada. Pero parece que estaba claro que su mente le había vuelto a jugar una mala pasada con una horrible pesadilla. Asiente con la cabeza aun nerviosa por aquel maldito sueño. Firma la hoja del servicio- Parece que no ha dormido bien, después de pasar la noche en un árbol.- Señala el sendero por el que vino- Por ahí se sale a la carretera. A unos kilómetros hay un pequeño hostal, donde podrá encontrar una cama y lavarse un poco.
Prefiere no decir nada. Cuando terminan de sacar su coche arranca hasta llegar a la carretera. Coge el móvil para llamar a Nicole.
-Este es el contestador automático de Nicole. Ahora no puedo atenderte, deja tu mensaje y te responderá. Besitos- Parece que ahora Nicole no está en casa, así que busca el móvil.
-¿Tu amiga no responde?- Siente un escalofrío que le recorre el cuerpo, cuando oye esa voz ronca que recuerda a la muerte. Mira con miedo al espejo retrovisor…

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