LA
CITA
Es
sábado y Charlie tiene una cita esta noche.
Recién
levantado va a la cocina de su apartamento y prepara el primer café
del día. Hasta que no toma el primer café y se fuma un cigarro no
puede hacer nada. Es una de sus costumbres: antes de la ducha
matutina enciende un Malboro,
aspira la primera
calada lentamente hasta lo más hondo de sus pulmones mientras
remueve con una cucharilla el café en su taza de porcelana...Que
placer... Le gusta el café en esa taza porque se la regaló su madre
cuando decidió independizarse y conserva el café caliente durante
largo rato. Cada vez que toma café en casa lo hace en esa taza, le
da suerte, le relaja ver que todo está en orden, sin cambios.
Mientras
remueve el café y olfatea su delicioso aroma piensa en su amigo
Micki. Maldito liante! Se ha empeñado en buscarle novia porque así
podrán volver a salir juntos. Desde que Micki se ha casado no sale
si no es con Teresa, que si Teresa tal, que si Teresa
cual...Realmente Charlie detesta a Teresa, es una listilla que va de
tía buena, le ha robado la cabeza a su amigo y le ha convencido de
que deben buscarle novia entre alguna de sus amiguitas...
Él
vive muy tranquilo en su apartamento en un barrio de moda de la
ciudad y no quiere líos con mujeres. Le gusta vivir solo. A sus
treinta y cinco años es un triunfador: tiene un puestazo en una
agencia de publicidad importante, es una fiera en su trabajo de
creativo: agudo, mordaz e innovador, por eso le pagan una pasta.
Tiene chicas cuando quiere, pero solo para un ratito, luego cada
uno a su casa que sino ya se sabe que te organizan la vida...
Por
eso, esta mañana de primavera está de mal humor, no sabe por qué
acepta estas citas preparadas por las mujeres de sus amigos, no le
gusta salir con desconocidas. La verdad es que no le gusta salir
tampoco con conocidas, no le gustan las mujeres, no saben divertirse,
no saben beber, quieren controlarte y casarse contigo para
solucionarse la vida. Lo que le gusta es salir con sus amigos:
partida de golf, cerveza en el club y cena en el restaurante mas in
de la ciudad, luego a tomar unas copas y fanfarronear un poco
delante del grupito de turno que se acerca a ligar con ellos... Y si
la noche se da bien .. un rato en tu casa o en la mía y hasta
luego... Y así, pensando, sigue dándole vueltas con la cucharilla
al café que ya se terminó hace rato,...y es que la cita de esta
noche no se le quita de la cabeza.
Por
fin se pone en marcha, recoge los restos del desayuno,( solo café y
pitillo que hay que mantener los abdominales), y tras una ducha
rápida decide poner rumbo al gimnasio para no perder la forma. Es
alto, moreno de piel , con pelo y ojos oscuros, bien parecido y con
una sonrisa muy seductora, él lo sabe, pero tiene tendencia a
engordar, por eso se machaca los sábados por la mañana: pesas,
cinta para correr, tanda de abdominales y luego a nadar en la piscina
.. Allí se encuentra con Dani, un amigo con quien bromea sobre los
planes del sábado noche:
-Que
Charlie, esta noche seguro que has quedado, eh? , seguro que un tipo
como tú no pierde el tiempo un sábado por la noche.
El
sonríe callado mientras piensa en la maldita Teresa y en su
amiguita. “Seguro que es guapa y divertida y lista pero tiene que
tener gato encerrado porque sino ¿Como es posible que a un bombón
de treinta años como Selena no tenga plan un sábado noche ? A él
no se la pegan”.
Dani
le invita a comer en la terraza de gimnasio aprovechando la
excelente temperatura al aire libre, mientras recuerdan andanzas de
la universidad, más tarde, Dani se despide porque ha quedado con su
mujer y su hija en un centro comercial cercano. Charlie apura el
café mientras aspira lentamente el humo de su Marlboro
y remueve con la
cucharilla el azucar que está pegado a la taza. Decide ir de
compras, quiere ponerse guapo esta noche, mantener su fama de
seductor y encandilar a Selena con su aspecto y conversación.
Selecciona
en su móvil de última generación, una calle de la ciudad repleta
de tiendas de ropa y calzado dónde pueda aparcar bien. En realidad
no le hace falta nada pero quiere comprar algo. Se prueba una
camisa azul marino, de algodón, que con sus jeans favoritos
resultará perfecta para esta noche. Decide comprarla. Más tarde ve
unos zapatos de piel, tipo mocasín, deportivos pero elegantes, que
le sientan como anillo al dedo... se los lleva también. En esa misma
tienda hay una dependienta muy mona que está flirteando con él,
Charlie no pierde el tiempo y aprovecha para preguntarle en tono
sugerente si está siempre en ese turno los sábados. Ella despliega
su encanto de vendedora y tras cobrarle un cinturón de piel que
quedará estupendo con los zapatos anteriormente adquiridos, le
escribe su nombre y número de teléfono en el tícket por si tiene
algún problema con el cinturón ... Mira la hora, son las seis de la
tarde, es hora de marchar a casa e ir preparándose.
Una
vez en casa se relaja en el sofá de piel blanca que le costó un
ojo de la cara, baja un poco las persianas, pone música relajante y
decide saborear un café en su taza de porcelana mientras enciende
un Marlboro y
aspira lentamente el humo. Cierra los ojos, uhmmm., que placer....,
entonces imagina a la perfección lo que sucederá pocas horas más
tardes: llegará tarde, (ocho y media pasadas), a la terraza donde ha
quedado con ella, argumentando problemas para aparcar, le pedirá
disculpas y le invitará a una copa antes de la cena. Pedirá un
güisqui solo, a las mujeres les gustan los hombres agresivos, y
elogiará su vestido, también les gustan los hombres que se fijan,
entablará una conversación banal en la que ella se sienta cómoda
mientras llega la hora de la cena. Pagará las copas e irán al
restaurante donde ha reservado para cenar, sabe que le encantará
porque Micki le ha contado los gustos de Selena, pedirá vino tinto
de una buena cosecha, decidirá la comida de los dos y le contará
esas anécdotas de su trabajo que a todas las chicas les hacen reir.
Más tarde vendrá el postre, el Champán y el consabido brindis “por
lo que nos depare el destino”, mientras le propone susurrándole
al oído ir a un sitio más tranquilo...
Charlie
mira el reloj, son más de la diez y Selena no llega. Se ha tomado
dos güisquis y empieza a estar mareado, un sudor frío recorre su
frente y la lengua empieza a pegarse a su paladar...llama a Micki en
busca de una explicación y éste, enfadado, le dice:
-Otra
vez igual? Ya está bien tío, olvídate, Teresa está harta de tus
montajes y Selena no quiere verte, deja de atosigarla. Ella te dejo
hace un año, vive con otro y no va a volver contigo. No tienes una
segunda oportunidad. Está claro?
Charlie
apura su guisqui y sale del restaurante camino al club de moda. Ha
refrescado y un viento suave le despeja en la calle. Se encuentra
mejor. Decide ir a tomar la última copa al pub de moda
caminando, enciende un Marlboro y aspira el humo lentamente
mientras piensa : “ Está loca por mí. Me pone a prueba. El
próximo sábado seguro que viene a la cita.”
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