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viernes, 25 de mayo de 2012

5º relato- Mª Angeles Macías Alegre- UN CAMBIO INESPERADO

Un cambio inesperado
Muy pocos logran llegar a la cumbre en el mundo de las finanzas, Matías era uno de ellos. En pocos años se había convertido en un hombre inmensamente rico gracias a su extraña intuición que le hacía tomar decisiones acertadas en sus transacciones económicas.  Los importantes beneficios le proporcionaban una vida cómoda,  lujosa,  llena de caprichos pero de escaso tiempo para el disfrute. Cuando su agenda se lo permitía  se trasladaba en  su avión particular, localizado en un hangar privado del aeropuerto de la ciudad, a distintas capitales de todo el mundo para escuchar en sus teatros de ópera y en palco privado, algunas de sus piezas favoritas: El Barbero de Sevilla, Aida, El anillo de los Nibelungos .  Su vida era trabajo, algún capricho costoso e inalcanzable para la mayoría y acumular riquezas que se hacían cada día mayores.
Había tenido una semana intensa con dedicación de quince horas diarias a su trabajo que le proporcionaron cuantiosos beneficios. Mientras se miraba al espejo y observaba los signos de cansancio de su rostro tomó la decisión de concederse un tiempo para descansar y pasar unos días fuera de la ciudad. Serían días de relax que compensarían las agotadoras jornadas de la semana anterior. Decidió no limitarse el tiempo esta vez. Le comunicó a su secretaria que cancelara las visitas y viajes de negocios con la excusa de una enfermedad imprevista: gripe, gastritis o cualquier  otra causa que pudiera ocurrírsele a Berta para entretener a sus clientes.
- Berta ¿has conseguido anular todos mis compromisos?.
- Si Matías no he tenido problemas, todo ha sido fácil nadie me ha objetado nada. Has tenido bastante suerte esta vez, ninguno de nuestros clientes se ha quejado y todos me han comunicado sus deseos de mejora para ti. Tienes valor con hacer esto.  
- Es necesario Berta.
- Matías quería decirte que acaba de llegar Orsi del veterinario fue a llevarlo tu sobrino para que le pusiesen la vacuna antirrábica.
- Gracias Berta no sé cómo sería mi vida sin tí, dale las gracias también a mi sobrino Adrián, es fabuloso este chico y como quiere a Orsi. Le comentas que le llamaré en estos días para que se reúna conmigo. A propósito tú también necesitas vacaciones tómate unos días de descanso, una semana al menos y no te preocupes por nada solamente quiero que comuniques a Víctor que registre cualquier incidencia de la oficina y nos avise si hay urgencias –. Berta lo mira sonriente y asiente satisfecha con la cabeza. El está terminando de revisar los últimos documentos distribuidos en carpetas de diferentes colores  y ordenados por fechas. Cuando finaliza se levanta del asiento, estira todo su cuerpo y se dirige a la puerta más cercana a su mesa que comunica con la terraza-jardín que rodea el ático donde trabaja y vive. Sale a la  terraza, observa el jardín,  respira hondo y comienza hacer algunos ejercicios  que lo aíslan de sus pensamientos. Abre las piernas y las semiflexiona,  comienza a respirar lentamente con la parte baja de su abdomen,  coloca los brazos estirados hacia abajo, dobla las muñecas, las palmas hacia abajo y levanta lentamente los brazos siguiéndolos con la mirada hasta colocarlos encima de su cabeza, retiene el aliento, expira y los deja caer hacia ambos lados. Repite el movimiento seis veces más y cuando termina cierra las piernas, se coloca firme y cierra los ojos.  Coloca sus manos sobre su vientre, la derecha sobre la izquierda, apresando el pulgar e índice de su mano izquierda el pulgar de su mano derecha, su espalda está firme pero no tensa, y se concentra en todos los sonidos: pájaros, ruidos de coches, la conversación de Berta por teléfono, su móvil que suena con insistencia, estira sus sensaciones auditivas más allá, lejos muy lejos,  intenta escuchar todos los sonidos incluso aquellos que su oído no quiere percibir.  Pasa un tiempo indefinido así.
-Matías.- Se vuelve a un lado y otro, se extraña de ver a nadie, entra en su despacho pero tampoco hay nadie. Vuelve a la terraza, se concentra de nuevo y comienza a respirar a ritmo lento y profundo.
 - Matías ven a verme. Se gira de nuevo pero no localiza la voz.
-Berta ¿eres tú?- .Nadie le contesta, decide inspeccionar detenidamente la terraza, gira hacia la izquierda y encuentra un nenúfar blanco que flota en el estanque situado en la terraza. Frunce el entrecejo. –Es extraño no hay plantas de nenúfares en el estanque. El estanque de escasa profundidad  tiene guijarros en su fondo, un pequeño surtido solar en forma de hoja que flota de un lado a otro y algunas plantas de lirios blancos rodeando el estanque.  Toca la flor, la observa en silencio. El nenúfar flota solitario, lo coge entre sus manos y lo acaricia suavemente.
- Aún te encuentras aquí creía que te habías marchado-. Berta termina de ordenarle la mesa, recoge los documentos firmados y decide marcharse.
-Berta ¿has colocado un nenúfar en el estanque?.
- No señor, puede que el jardinero lo haya dejado, es muy posible-. El asiente con la cabeza.
-Antes he creído escuchar tu voz. Decías que querías verme.
- ¡Es imposible Matías!, has escuchado tu propio pensamiento, yo no estaba aquí sino en la oficina de Víctor, comunicándole todo lo que debe saber durante nuestra ausencia-.
- ¡Adiós Matías pásalo bien y no pienses en los negocios todo está arreglado!- Berta se dirige al ascensor,  Matías la sigue y antes de entrar en el ascensor la coge por los hombres y le da un beso en la mejilla y pone la flor en sus manos, ella se sonríe. –Eres un encanto, ¡Cuántas quisieran trabajar contigo!, ¡Cuídate Matías, reponte, te noto muy fatigado!-. El introduce la clave en la puerta del ascensor que impide que nadie suba  y lo moleste, camina hacia su dormitorio, abre su armario toma una maleta y una mochila para su viaje y deposita ropa cómoda de montaña, también algo elegante y por supuesto diferentes tipos de calzados para el viaje. Luego se dirige a la cocina, abre la nevera y se sirve de una ensalada preparada, toma algo de queso y poco de pastel de manzana.
Suena el teléfono.-Diga, ¡ah eres tú Sebastián!, sí prepárame el coche en la puerta, el todo terreno, bajaré en un instante y por favor recoge a Orsi creo que está en la guardería canina del edificio. ¿ lo tienes tú?, ya recuerdo mi sobrino Adrián comentó que te lo dejaría en la portería. Entonces estupendo, introdúcelo en el coche y ata su correa al punto de seguridad para que vaya bien sujeto-. Matías recoge su equipaje, pulsa el ascensor y entra en la cabina, está preparado para su aventura.
Al llegar a la cabaña, decide antes de colocarlo todo,  estirar un poco las piernas y dar un pequeño paseo por los alrededores para comprobar que todo está en orden.
-¡Orsi ven aquí!. El perro corre contento hacia él. Camina despacio siguiendo el cauce del rio, un lugar solitario, tranquilo. Orsi decide adelantarse, inspecciona de aquí alla, huele y se pierde de su vista.
Hay un lugar en el cauce del rio donde un desnivel de terreno forma un represa de aguas tranquilas. Sube despacio la pendiente, llega a la laguna y encuentra una mujer joven tendida en un prado. Se sorprende de su belleza.
 -¿Quién eres?.
- Soy alguien como tú que desea estar solo.
-¿Cuál es tu nombre?
-Matías.
- ¿Y el tuyo?.
- El que quieras darme.
- Pero tienes que tener un nombre como todo el mundo.
- ¿Cuál es mi nombre?.
-Serena-. Queda sorprendido por su propia respuesta.  
-Por ejemplo, ese está bien.
- Es un nombre hermoso
- ¿Qué haces aquí?.
-Descansar, necesitaba restaurar mi cuerpo.
El sol se oculta y todo se aplaca. Los sonidos disminuyen, la luz mengua.
-Es un nombre hermoso. ¿Vives aquí?.
-Vivo aquí, siempre he vivido en este lugar.
-¿Tu casa dónde está?.
- No sé decirte es difícil definirlo. Tengo muchas.
-Entonces serás bastante rica.
-¿Qué es ser rico?
-No bromees conmigo, pues tener propiedades inscritas con tu nombre: coches, casas, barcos, aviones.
- ¿Qué son esas cosas que has nombrado?
- Los coches son casas móviles que sirven para trasladarte de un lugar a otro,  pueden  recorrer grandes distancias. ¡Es absurdo explicarte ésto! ¿no has visto nunca un coche?.
- Puede que sí-.  Parece recordar.
- Me molestan  son ruidosos  rompen la calma de mi casa. Yo voy donde deseo solo necesito quererlo y ocurre.
- Resultas rara Serena-.
 Su cuerpo tendido en el suelo exhala un vapor que crea volutas en el aire. Ella está pensativa mirando hacia arriba contemplando como salen las estrellas. Con atención observa  los puntos brillantes. Matías nunca había conocido una mujer así. Vuelve la cabeza hacia él, le mira y sonríe. Se levanta del lecho de hierba y comienza a observarle detenidamente con calma. Sus ojos preguntan  sin palabras simplemente brillan  y  le observan con curiosidad.
-¿Qué es “aviones” Matías?.
El se ríe y se extraña de escucharse reir. No recordaba cuando fué la última vez.
- ¿Has estado dormida cien años? No puedo creerme tus preguntas absurdas. Todo el mundo conoce lo que es un avión. Es un gran pájaro que traslada personas a veces se usan para la guerra y entonces surgen bombas que destrozan vidas, todas las vidas.
-No me enseñaron nada de eso, ¿vuestra vida es así?
-Sí, Siempre lo fue y es así,  desde que el hombre guarda memoria. Es extraño que me preguntes.
- ¿Qué propiedades tienes?.
 - Nada de lo que llamas propiedades tengo pero todo lo que vive en este lugar obedece mis órdenes y yo sigo mi instinto. Nací con él, sé como actuar en cada momento.  
- Entonce eres pobre. Ella lo mira, le sonrie y se surmerge en las aguas tranquilas, desaparece de la vista de Matías. Emerge del agua y camina hacia él.
-¿Tienes algo para mí?- Matías se sorprende de la pregunta.
-¿Algo que quieras guardar?- Ella mostró sus manos esperando que él le ofreciera algo.
-Lo llevaré a la parte más profunda del lago, te será útil dármelo.
-Cansancio, pero no puedo dártelo, no se puede apresar el cansancio.
- Yo puedo-. Serena acerca sus manos hacia él, le acaricia sin rozarle apenas de la cabeza a los pies.
- No lo intentes Serena, es una carga vieja que llevo conmigo, estoy acostumbrado.
- Silencio Matías-. Cuando propuncia su nombre queda sin respiración.
- Siente y olvida. Cierra los ojos, escucha al rio, escucha tu corazón, respira la frescura del bosque. Siénteme Matías-.
Ella coloca la manos de Matias en su pechos húmedos, -Siéntelo Matías, ¿quién soy?-.
-Duerme y descansa Matías, no me respondas, intúyelo.
Abre los ojos desorientado, es de noche, el cielo está cubierto de estrellas y la luna, una inmensa luna brilla en el cielo.
Cuando vuelve a la cabaña llama a Orsi pero el no acude. Enciende un pequeño televisor situado en la cabaña conectado a una antena situada en el techo y se sorprende al escuchar la noticia.
-Se cumple hoy un año de la desaparición del financiero Matías Arlén Aguirre. Fué buscado durante un mes en los alrededores y zonas cercanas a su cabaña situada en los pirineos hoscenses, cercana a la ciudad de Jaca. No se le ha podido dar por muerto pues su cadáver no ha sido hallado aún, solo se pudo encontrar a su perro que ladraba e indicaba a los exploradores que le siguiesen hasta una represa situada cerca de la cabaña del financiero.

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