ARBÓREA
Querida hermana:
Hace días, caminando como un vagabundo, sin rumbo, ensimismado, y sin
conocimiento de mis pasos llegué al lugar de nuestros sueños infantiles, allá
donde termina la ciudad y comienza a desplegarse la naturaleza sin límites, sin
los parámetros de la urbe, sin líneas rectas.
Sorprendido y contento a la vez decidí explorarlo de nuevo por ver si su
imagen seguía correspondiendo a los recuerdos. Busqué la fuente escondida en la
roca que nos hacia soñar, imaginábamos en los
murmullos del agua palabras
inteligibles solo para nosotros y cuando mirábamos al abismo de la fuente
creíamos ver ninfas que prodigaban
encantamientos y hacían del agua un líquido milagroso sanador de cualquier mal.
Su fronda seguía siendo boscosa y profunda, de árboles extraordinarios cuyas
dimensiones colosales nos permitían crear un mundo imaginario entre sus ramas, ¡cómo
nos sorprendía su naturaleza cambiante!... mágica, y la sonrisa se dibujaba en nuestro rostro
cuando en nuestras aventuras hallábamos algo nuevo; ellos siempre nos mostraban
sus secretos. Ahora que lo lees, asentirás en todo lo que te cuento y me
comprenderás porque nuestras vivencias durante largos años nacieron en paralelo,… siempre juntos. El
espacio creado en sus gigantescas copas para nosotros se convertía en caminos
aéreos que recorríamos sin parar, íbamos
de rama en rama saltando cual ardillas juguetonas, nuestro reino, “Arbórea”
¡qué hermoso y sencillo nombre!, ¡Arbórea!, gritábamos cuando llegábamos,
¡Hemos llegado!, ¡los reyes de Arbórea han venido a su reino! ¡Recibidnos y
jugad con nosotros habitantes de lo aéreo!. Y ya al finalizar nuestras correrías,
acariciábamos el musgo mullido que nos relajaba, .. y tendidos en sus ramas agrandábamos con
nuestros sueños los límites de Arbórea.
Un día Arbórea nos manifestó una rareza más, ¿recuerdas? Un hecho del
cual no hemos vuelto hablar durante muchos años, ¿cómo unos niños sin buscarlo pudieron
contemplar algo así ?. Al pensarlo hallo la lógica feérica del asunto, fuimos
de su agrado y ellos “se dejaron ver”… . ¿Recuerdas el fulgor extraordinario de
las hoquedades de sus ramas? ¿ y
aquellos seres minúsculos de una belleza de polvo brillante que se desperezaban
y corrían a gran velocidad?. Pienso que fueron condiciones extraordinarias las
que propiciaron aquella vivencia tan especial, un regalo de despedida, ellos sintieron, los árboles, del final de nuestra historia en Arbórea y
nos obsequiaron porque a partir de aquel
momento nuestras vidas cambiaron … nos alejamos del bosque, iniciamos una
adolescencia que nos separó y todo aquel
mundo se fue disolviendo pero “Arbórea” siempre estaría dentro, muy dentro en
el corazón dorado de nuestros sueños: belleza, honor, valentía, verdad.. .
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