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viernes, 29 de junio de 2012

Mª Angeles Macías Alegre-9º Relato

EL PASO DE LAS BALLENAS

Mi sueño a los dieciseis años era independizarme pasados dos años. Abandonaría mi hogar y me instalaría a vivir en un barco abandonado de los muchos que había en el puerto de nuestra ciudad.
Nuestro hogar  estaba situado en una elevada colina cercana a la costa. Se divisaba desde allí  el océano, la ciudad y las montañas.  Teníamos una casa grande, un faro junto a la casa, un manantial que nos abastecía de agua,  árboles centenarios y árboles nuevos de  crecimiento  rápido que nos servían para comerciar con la madera.  Ovejas y cabras que pastaban libremente. También teníamos cinco  perros que cuidaban del ganado y de los intrusos y un gran cerco espinoso que protegía toda la colina.  
Vivir en la  ciudad se había vuelto insostenible,  faltaba combustible. No había ruido de motores. No había movimiento. Los barcos estaban abandonados en el puerto.
El faro se encendía cada noche.
-¡Qué solos estamos hijo!.
-No te preocupes papá nos tenemos todos, está mamá, tus hijos Amelia y Juan y yo por supuesto, y los abuelos.
 -¡Gracias hijo por recordármelo-mi padre miraba el mar, volvió su cabeza hacia mí y me echó su brazo derecho sobre mis hombros para luego volver a perder su mirada en las aguas.
-Papá  dentro de algún tiempo me iré de casa-hacía tiempo que pensaba en marcharme. Tenía dieciséis años.
-Hijo aún es muy pronto.  Temo por ti no hay seguridad en la ciudad, alejarte de nosotros es arriesgarte demasiado.
-Aún no papá debo aprender muchas cosas de ti-mi padre era constructor de barcos.
Cada día iba con el al bosque de nuestra colina. Me enseñaba a conocer los diferentes tipos de madera y saber cuáles eran las más apropiadas para la construcción. En los meses que siguieron cortamos algunos árboles que sustituimos por otros ejemplares jóvenes. -Tomás tienes que tratar la madera con cariño, siéntela entre tus dedos, descubre sus partes duras y sus partes blandas. Necesito que conciencies  esto, percibirlo te hará saber cómo has de tratarla en el corte. Deberás aprender a no desperdiciarla en vano, a usarla correctamente con cariño. Mi consejo es que reflexiones  sobre el valor de la vida que él  te ha entregado para que tú realices un sueño.
El faro iluminaba cada noche el mar pero no había barcos que guiar. Una noche como tantas estaba en lo alto del faro, contemplando los haces de luz que se lanzaban en  la oscuridad. Ví  una luz lejana azulada y blanca que parpadeaba. Bajé deprisa las escaleras hasta el salón de la casa situado en la planta baja, donde hacía rato que mi padre descansaba. Habíamos estado revisando la instalación del faro.- “Bajaré a descansar Tomás”. Estaba junto a la chimenea cuyo fuego crispaba por la resina de los troncos, estaba de pié esperándome. -¿Qué ocurre hijo?.
El faro estaba conectado a nuestra casa mediante una puerta de acceso interior, una puerta escondida dentro de un armario de ropa al cual se accedía a través del distribuidor de habitaciones de la primera planta.
 -Tiene que ser algo bastante grave para que bajes de esa forma tan atolondrada.
-He visto una luz en el horizonte padre, una luz azulada y blanca-. Sus ojos durante un segundo le brillaron con la intensidad de la llama. Subió a grandes zancadas los escalones. Observamos varios destellos de luz blanca.-¡Están pidiendo ayuda Tomás hemos de acercarnos a rescatarlo!.
-Padre es arriesgado, el viento sopla demasiado fuerte, el mar está encrespado.
-¡Llama a tu hermano Juan y que se prepare con ropa adecuada, el viento arrecia y el mar ruge que espanta!, ¡y tu ponte la ropa de salvamento!.
-¡Padre!.
-¡No discutas no hay tiempo que perder su salvación depende de nosotros!.
Solo teníamos un barco de madera que estaba fondeado en una pequeña cala que se había formado cerca del istmo que unía nuestra colina con el resto de la bahía. El barco lo habíamos construido con nuestras propias manos. A mis once años un día que estábamos en nuestro  bosque:- ¿Tomás que árbol eliges entre todos?-le señale uno de gran diámetro-has elegido bien, este hermano de corazón de madera es ya viejo. Cuando yo era niño y paseaba por este bosque  el  ya  me hablaba de viejas canciones. Su madera es fuerte. Tiene nombre, ¿lo sabías Tomas?.-No papá.-Se llama Hérculo, en honor al héroe griego que se sometió a doce pruebas, y en recuerdo de las famosas columnas de Hércules situadas en las tierras del sur, el límite del mundo conocido y más allá de ellas la tierra de occidente, el fin de todo. Hérculo es fuerte y tambien se someterá a muchas pruebas, su nombre lo protegerá. -Papá ¿cómo  puede tener nombre un árbol?.– Otorgando un nombre despertamos.  Nombrar es llamar. ¿No me respondes cuando te llamo?.  Nombrar es un acto de creación.
El mar estaba encrespado.-¡Padre deja que yo conduzca el barco, el mar bate fuerte en la proa!.-No hijo es peligroso y ya queda poco para llegar.-Cuando llegamos al barco los tripulantes nos esperaban en una situación desesperada, el barco tenía grietas por donde penetraba el agua estaba casi hundido. La lancha de salvamento por los golpes de las olas se había soltado de sus amarres y flotaba a la deriva, alejándose del barco. Durante unos instantes recé por todos. En el barco había cuatro tripulantes: Un hombre, una mujer y dos niños que gemían y temblaban.-¡Gracias a Dios que habéis venido!-me contestó ella. 
El faro nos guiaba en la oscuridad y en la tormenta. Había islotes de roca desnuda que nos amenazaban y hacían muy peligrosa nuestra navegación. El choque con alguno de ellos supondría la rotura de nuestro barco y llevarnos a todos al fondo.
-¿Estarías dispuesto a dar la vida por alguna causa noble Tomás?-no sabía que responderle-. Este árbol la dará por tí. La vida te exigirá en algún momento generosidad. Es una prueba de madurez.
Seguía rezando y protegía a uno de los niños que se agarraba a mí con fuerza. Temblaba aterido de frío. No había guardacostas a quienes llamar. Estábamos solos y perdidos a merced de las olas. La costa aún no se divisaba.
-Cada ser es un punto de energía vibrante en la inmensidad del Universo-él acariciaba al árbol con la ternura que otorga una gran sensibilidad.-Ha vivido demasiadas estaciones. Cuando su cuerpo caiga comenzará a formar parte de un gran sueño, un barco como ningún otro que hayas visto. Un sacrificio por el sueño y la necesidad de otros. Surcará los mares y volverá a encontrar tierras que se están borrando de nuestra memoria.
En aquellos días de crisis energética la actividad marítima era casi inexistente. Los pescadores habían adaptado sus barcas a la vela y al remo, desechando los motores. No se aventuraban demasiado lejos, no había salvamento.
-Tomás ¿no notas que han aumentado los bancos de peces?, ahora hay mejor pesca que antes. Hace días paseando por el puerto hablé con algunos pescadores que estaban reparando sus redes de pesca, estaban contentos.-¡Sebastián una gran fortuna, meros, peces espada y langostas ¡-. Ni de niños recordaban tanta abundancia.
-Padre el mar es rico y abundante, repleto de vida. El sabe regenerarse.
-Posee un potencial vital inimaginable para un ser humano, ¡hay tantas cosas que no podemos medir ni cuantificar!. Su alma está en todos los seres vivos, ruge dentro de ti, tu sangre es agua de mar salada y roja.
Paseábamos por la playa cuya arena estaba llena de algas y conchas.  De vez en cuando mirábamos a la lejanía del mar  y en una de esas ocasiones vimos unos chorros de agua que  subían a gran altura.
-¡Padre mire allí!-mi padre comenzó a dar saltos de alegría-. ¿qué ocurre por qué salta padre?.
-¡Son ballenas Tomás, ballenas!, hubo un tiempo en el que las ballenas abundaban por estos mares pero dejaron de aparecer, solo recuerdo una que vi siendo muy niño, venía con su ballenato y toda la playa se congregó de gente curiosa para ver sus enormes cuerpos saltar y hundirse de nuevo en el mar.
Nuestra situación era crítica, nuestra nave como un barco de papel estaba fuera de control, dando vueltas, balanceándose y dejándose llevar  por las olas, ni velas ni remos podíamos usar en aquellos momentos. Mi padre solo en el timón iba evitando el choque con los islotes que nos rodeaban. El barco que habíamos construido navegaba con velas y remos, no había combustible, los motores no servían.
Parecía una ola inmensa, oscura, o tal vez un trozo de oscuridad marina que se elevaba y hundía y se dirigía hacia nosotros. -¡Padre mire a estribor! ¿qué es aquello que viene hacía aquí?. Los demás también lo percibieron y miramos todos estupefactos como dos inmensas ballenas orcas se dirigían hacia nosotros.
-¡Voy por el arpón!.
-¡Espérate Tomás!.
Los fabulosos animales viraron y se colocaron a ambos lados del barco.-¡Amarra dos cuerdas a varios enganches del barco y hazle un lazo al final!-me apresuré a obedecer con la  mayor rapidez, me ayudó a realizar la operación uno de los náufragos, el hombre adulto. En un instante la tuvimos preparada y la lanzamos. Ambos animales como si hubieran sabido de  nuestras intenciones se colocaron en la proa a una distancia prudente del barco y engancharon las cuerdas con sus dientes y tiraron del barco, evitando los escollos peligrosos. Nos habían salvado.
Llegamos al lugar donde solíamos tener amarrado nuestro barco. Lo aseguramos bien, tomamos tierra y emprendimos una subida por el camino serpenteante que llevaba a nuestra casa. 
Mi madre nos trajo mantas para todos y ropa seca. Después de cenar sentados alrededor del fuego les contamos mi padre y yo a nuestra familia todos los sucesos.
-¿Sebastián que te hizo no matar a las ballenas?-mi padre calló durante unos instantes, todos respetamos su silencio.
-Carmela, el corazón me detuvo,  un pensamiento rápido llegó a mi mente, “no lo hagas”, “espera”. Momentos antes cuando agarrado al timón intentaba con todas mis fuerzas  que el barco no cabeceará y se hundiera arrastrándonos a todos al fondo, me hallaba sumido en un estado de profunda angustia y pensaba que mi muerte y la de todos estaría cerca. Me abandoné a la idea de la muerte que se acercaba, no le opuse resistencia, el mar se tragó mi angustia. Mi corazón comenzó a inundarse de una serenidad absoluta como jamás la había sentido antes. Era una voz,  un pensamiento o una sensación que mi mente tradujo en palabras internas, me decía  “no temas Sebastián” “estamos contigo aún no abandonarás esta vida” . La serenidad comenzó a crecer como una marea ininterrumpida, sin detenerse, desde mi conciencia más profunda. Empecé a confiar plenamente en las palabras y la sensación se adueñó de mí, me poseyó, ¿quién era yo?¿Sebastián? ¿cuál era mi nombre?. Estaba conectado a algo indefinido, inmenso, poderoso y  ese algo me abrazaba, percibía multitud de presencias y pedí ayuda. “Hermanos del mar, ayudadnos, llevadme si queréis pero salvad a todos los demás. Mi vida por la de ellos”. Creo que todo esto sucedió en segundos pero sinceramente para mí el tiempo no tuvo márgenes, sin segundos, sin minutos, ¿cuánto fue?,  no lo sé. Después vinieron las ballenas.
Cuando mi padre terminó de hablar un silencio casi absoluto se adueñó de todos. El hombre adulto del rescate llamado Manuel se levantó de su asiento y se dirigió hacia mi padre que estaba sentado mirando al fuego, su cara parecía traspuesta. El tomó asiento cerca de mi padre, su voz era grave, serena.  -Sebastián  siempre estaremos endeudados contigo y con tu familia, la vida de mis hijos, de mi mujer, la mía  propia ha estado en tus manos. Nos has enseñado lo que es la entrega generosa, el arriesgar tu vida y la de los tuyos por el bien de unos desconocidos. Hace algunos años tuve un sueño muy extraño. Iba navegando en un barco y se desencadenaba una tormenta,  la luz de una estrella azulada de fulgor brillante nos envolvía y nos conducía hacia una costa desconocida, era una fuerza  irresistible e imposible de vencer, parecida a la sensación que se experimenta cuando enfrentamos dos polos de un imán de signo contrario que se atraen. En la costa que lograba ver con dificultad, había un resplandor parecido, hermano del que nos envolvía, como una luz pulsátil en lo alto de un promontorio. Alrededor del barco comenzaron a congregarse peces de gran tamaño y otras especies difíciles de describir ¿animales, humanos? No sabría definírtelas. Cabalgaban como poseídos por una furia terrible sobre los peces que se hundían en las olas y volvían a elevarse en las crestas espumosas. Había palabras en el aire o quizás eran los gemidos del viento de la tormenta; roncos sonidos de ecos de cuevas marinas unas veces, otras aflautadas voces de una belleza inhumana que cantaban a la esperanza.  La fuerza salvaje y el poder de sus formas espantaba. Todo era muy real.  Cuando desperté le conté a mi mujer el sueño, ella había tenido el mismo sueñó.  No quisimos volver hablar más de aquello.
-¿Qué os hizo llegar a estas costas, hace meses que no aparece ningún barco por el puerto?-mis preguntas se agolpaban en mi boca.
-Hace unas semanas volvimos a tener otro sueño, en esta ocasión fuímos aún más conscientes Elsa y yo. Flotábamos entre las nuebes y veíamos desde la gran altura en la que nos encontrábamos, una extensa tierra virgen y cientos de puntos brillantes en esa tierra virgen, formaban una gran malla  como una red de pescador. Había un punto junto al gran océano que parecía ser el origen de todos los demás.
-¿Y después del sueño?.
-Elsa y yo buscamos en los mapas la costa de nuestra visión. Pensamos que nos indicaban un lugar que teníamos que localizar. Un día después de observar cientos de mapas, nos fuimos a descansar, un tanto desilusionados.  Al día siguiente todos los mapas estaban en el suelo excepto uno. Un texto en el mapa decía: “El Paso de las Ballenas”, apareceía marcada la orientación, noroeste, como si la hubiesen escrito recientemente. Era un mapa antiguo dibujado en tinta roja que había adquirido tintes oxidados.  Tomamos la decisión Elsa y yo de iniciar la búsqueda.  Tardamos una semana en hacer los preparativos y embarcamos con nuestros hijos una mañana muy temprano, el cielo estaba gris y el viento suave, era el equinoccio de otoño. Pusimos rumbo a nuestro barco según las coordenadas del mapa, convencidos que llegaríamos sin mucho esfuerzo.
-Veo unos rostros tensos-mi madre temblaba agarrada a mi padre que tenía el rostro serio.-  Creo que son palabras de esperanza, nuestra costa es la tierra soñada de Manuel y Elsa.  Y después vino nuestro encuentro, ¿es así?.- Los demás callaban, solo preguntaba yo. Estaban sobrecogidos.  El mundo en gran medida se había disuelto, la crisis de los combustibles había acabado con casi todo.
Vinieron mis dieciocho años, Elsa y Manuel se habían instalado a vivir entre nosotros, les ayudamos a construir una pequeña casa de madera junto a la nuestra por entonces mi juventud ya había quedado atrás hacía mucho. .Me había convertido en un hombre. Mi gran responsabilidad fue la de ayudar a crear una ciudad nueva y de ella fueron naciendo otros puntos de luz como en el sueño de Elsa y Manuel. Pero vinieron otros sueños y otras instrucciones. Mi padre seguía necesitándome y yo era su hijo mayor, mi edad por aquel entonces no se correspondía ya con la madurez de mis decisiones.

Comienzo de Novela (Guillermo Muñoz Pedrosa)



Españoles ante el horror.


Guillermo Muñoz Pedrosa.

En tierra hostil.
Era una oscura noche, con la luna cubierta por las grises nubes y el viento soplando a través de los árboles con la frialdad de su tacto, mientras que una espesa niebla cubría el suelo del aquel frondoso bosque. Apenas podíamos ver donde pisábamos y a menudo tropezábamos con algunas raíces, que resultaban invisibles a nuestros ojos.
No teníamos claro con exactitud a dónde nos dirigíamos. Al igual que todos los obstáculos que la madre naturaleza se había empeñado en ocultarnos, también nos había cegado ante los restos de nuestro objetivo. Más de uno tuvo la sensación de estar dando vueltas en círculos desde que salimos de nuestra base.
Me situé a la vanguardia del pelotón, observando lo que me rodeaba. El paisaje parecía repetirse indefinidamente, como si de un laberinto interminable se tratase, y como si tuviese vida propia, jugase con nosotros y nos hiciese repetir eternamente su fastidioso recorrido.
¡Pelotón, alto! grito el cabo Borrell. Nos detuvimos a su señal y apuntamos con nuestros fusiles apuntando al frente. Arriba vimos cómo se proyectaba una sombra, que permanecía inmóvil mientras nosotros avanzábamos lentamente mirando a nuestro alrededor Soldado Fuentes, acérquese a investigar.
¡A sus órdenes! Me adelanté al pelotón y me dirigí hacia aquella misteriosa sombra. Cuando subí a lo alto de la colina hallé un gran tanque. Parecía haber estado abandonado durante algún tiempo, y no hallé rastro de la tripulación o de los demás acompañantes. Levanté la mano e indiqué al resto del pelotón que estaba despejado.
Llegó el cabo Borrell, seguido de los soldados Carranza y Casas y por tres soldados más del ejército francés. Rodearon el taque y tomaron posiciones de defensas a su alrededor.
Bien, hemos encontrado el tanque, pero ¿dónde está el resto de la patrulla? El mando de nuestra base nos había enviado a buscar una patrulla blindada desaparecida. Teníamos el tanque, pero no teníamos ni idea de donde estaban los soldados.
No hayamos dentro del tanque, ni tampoco hayamos rastro alguno en las proximidades. La espesa niebla nos impedía ver si habían entablado combate con el ejército alemán, o con cualquier otro peligro.
Nos separamos a buscar al pelotón por los alrededores. Me acompañaron Casas y uno de los soldados franceses. Avanzamos con cuidado entre aquellos árboles, en silencio y en constante vigilancia.
Noté como mi pie chocaba con algo y caí al suelo. Creía que había pisado otra maldita raíz y sentí haberme enganchado. Me solté en poco rato y me giré a lo que quiera que fuese que me había enredado. No se veía del todo bien.
–¿Estás bien? –me dijo Casas mientras me ayudaba a ponerme en pie.
–Sí, estoy bien. –le respondí. Volví a agacharme a buscar lo que me había hecho tropezar. Note algo sólido, no de madera sino de hierro. Estaba fuertemente enganchado y me costaba trabajo tirar de él Creo que he encontrado algo. Ayúdame a tirar.
Me ayudo a tirar. Estaba realmente duro y oímos como algo crujía. Fuera lo que fuese se soltó de un sitio y caímos atrás de golpe. Me levanté y ayudé a mi compañero a ponerse en pie. Cogimos aquella cosa y la fuimos levantando.
A medida que salía de la niebla, vimos que era un fusil del ejército francés, pero lo que vino después nos sobrecogió. Cuando lo alzamos del todo vimos que aún seguía sujeto a los brazos de su portador, pero estos habían sido arrancados de golpe. Casas soltó rápidamente el fusil y lo dejó caer en el suelo.
Oímos unos pasos acercarse a nosotros. El francés, que nos vigilaba las espaldas, comenzó a apuntar a donde venían.
No estamos solos dijo con su peculiar acento. Llevé las manos a mi fusil y apunté con él.
No vimos nada, pero notamos como los pasos se oían por todas partes. Nos iban rodeando y acechando, y unos gruñidos fueron escuchándose aquel lugar.
A mi señal abrimos fuego y saldremos corriendo hasta el tanque. dije a mis compañeros. Comencé a contar hasta tres, pero no pasé del dos cuando algo saltó sobre el francés. Nos dimos la vuelta y retrocedimos. Aquel pobre hombre gritó dolorido en el suelo, mientras habríamos fuego a ciegas intentando salvarle. De pronto dos de esas cosas se abalanzaron sobre nosotros dos. Casas logró esquivarlo pero a mí me tumbó en el suelo.
Era como una especie de animal loco. Acercó sus dientes hacia mí con la intención de morderme. Traté de frenarlo con todas mis fuerzas, pero aquella bestia era demasiado fuerte, más que nada que haya visto jamás. La saliva iba cayendo en mi cara mientras aproximaba sus mandíbulas. Sentí que mis brazos iban cediendo terreno, no aguantaría mucho más.
Un disparó desplazó al animal y vi como una mano atravesó la niebla y me agarro del cuello. El cabo Borrell me levantó de un tirón y me puse en pie. Aquellas cosas se apartaron del francés que yacía sin vida.
Comenzamos a correr colina arriba, con aquellas cosas pisándonos los talones. Oí como otro de mis compañeros franceses caía al suelo, quedando a merced de las criaturas. Me volví a intentar ayudarle. Escuché sus gritos y disparos tratando de defenderse.
¡Olvídalo, está perdido! me ordenó el cabo. Yo traté de buscarle, pero al rato dejé de oír su voz y solo hallé el sonido de animales comiendo. No tuve más opción que seguir corriendo por mi vida.
El bosque seguía en nuestra contra. No divisamos ningún refugio ni salida entre aquellos siniestros árboles y cada vez el agotamiento y la falta de aire hacía mella en nuestros cuerpos.
Llegamos a un claro del bosque, donde un edificio se alzaba en aquel oscuro lugar. Era como una especie de villa campestre, rodeada por una verja de hierro. Al acercarnos, encontramos la puerta cerrada. Por más que tratamos de forzarla o de abrirla por la fuerza no se abría.
Las criaturas de las que habíamos huido todo este tiempo se hicieron visibles ante la ausencia de niebla de aquel lugar. Eran lobos de gran tamaño. Su piel había sido arrancada por varios puntos y en algunas zonas de su cuerpo podían verse heridas que hubiesen sido mortales para cualquier ser.
Comenzamos a disparar nuestros fusiles. Muchos de nuestros disparos habían sido terceros en puntos vitales, pero sin embargo no fuimos capaces de abatirlos de un solo tiro. Esas cosas retrocedían e intentaban atacarnos con más furia, mientras la munición se nos acababa a gran velocidad.
Mientras tratábamos de abatirlos, el cabo ayudó uno a uno a trepar la verja. Casas subió el primero y ayudó a Borrell a subir a lo alto. Desde ahí, nos ayudaron a subir a todos. Subí yo el penúltimo mientras otro de mis compañeros me cubría las espaldas. Llegué a lo alto de la valla y le tendí la mano para poder subirlo hasta arriba. Uno de esos monstruos le mordió la pierna mientras lo traía hasta mí.
¡Aguanta, amigo! Tiré de él con todas las fuerzas que me quedaban, pero aquella cosa tenía mucha fuerza. Sentí como tiraba de los dos.
Borrell disparó a través de la cancela e hizo al animal soltarlo. Caímos los dos al otro lado de la verja, con suerte de no rompernos nada. Aquellas bestias golpearon la puerta tratando de llegar hasta nosotros. Atravesamos el pequeño patio de entrada y entramos en el interior de la casa.








Carlos Bertrán.
Saqué mi paquete de tabaco y mi encendedor, mientras veía llover a través de la ventana. A veces veía los relámpagos caer en las cercanías de mi pequeña casa y oía el gran ruido que el trueno dejaba a su paso.
Divisé acercarse un coche. La edad había hecho estragos en mi vista, pero me pareció que era de color beige. Se detuvo delante de mi puerta y salió de él un hombre de mediana edad, tapado con una gabardina gris y cubierto con un paraguas negro que lo protegía de la lluvia. Se acercó a mi puerta y pulsó el timbre.
Me levanté y cogí mi bastón. Fui hasta la puerta apoyándome en el. El timbre no paraba de sonar insistentemente, mientras yo llegaba como podía. A mi edad uno no podía correr tanto como lo hubiese hecho alguien de la edad del visitante. Extendí mi mano hacia el pomo y lo giré.
¿Don Alejandro Fuentes? me preguntó aquel hombre.
Largo tiempo llevo sin oír ese nombre. le respondí mientras el extraño colgaba su paraguas y su gabardina en el perchero de la entrada Por favor, acompáñeme. Le fui guiando por la casa hasta el estudio. Allí le hice tomar asiento y le ofrecí un cigarrillo, pero se ve que no fumaba. Yo por mi parte saqué uno y me lo fumé tranquilamente. Tosí un poco. Ese vicio acabaría conmigo algún día u otro.
Señor Fuentes. dijo mientras sacaba un cuaderno y una estilográfica de su bolsillo Soy el profesor Carlos Bertrán. Historiador formado en la Universidad de Sevilla y experto en historia del franquismo. También he colaborado con el gobierno a encontrar ex militares del bando republicano para ponerlos en contacto con su familia.
Lo sé. Ya me contó eso por teléfono. dije tras darle una calada a mi cigarro Aún conservo mi memoria en buen estado.
Entonces se acordará también por qué he venido.
Di otro par de caladas a mi cigarro. Y miré de nuevo para la ventana. Todavía seguía lloviendo sin parar. En esos momentos, de lo que menos me apetecía hablar con nadie era de lo que ocurrió hace 40 años. Ya era bastante melancólico y la lluvia no mejoraba mucho la situación. Volví mi vista a Beltrán, que parecía impaciente por que empezase a hablar.
Muchos hombres buenos perdieron la vida en aquella misión. le dije Aún me persiguen sus recuerdos en el jardín de mi mente.
Mire, señor Fuentes. Le hablaré con franqueza. Cruzó los brazos y me miró con seriedad Cuando tuvimos acceso a los archivos de la guerra civil, encontramos su ficha de reclutamiento. En ella y en las de su unidad se había añadido una frase a posteriori.
Algún sello franquista, probablemente. dije mientras me acababa el cigarro Tendían a poner con una marca a los enemigos del régimen.
¿Y no le dice nada que las palabras de ese sello fuesen “Agnus Dei”?
Ese último comentario me dejó paralizado, sin saber que decir. Una maraña de malos recuerdos y experiencias pasadas cruzó mi mente de lado a lado. Aquel chico estaba adentrándose en aguas tormentosas que probablemente lo llevarían a una irremediable muerte. Pero sabía por experiencia que en estos casos la muerte podía ser la opción menos dolorosa.
Señor Beltrán. le miré seriamente Está buscando secretos nada agradables.
Todo el mundo asume riesgos. me dijo.
Pero, ¿realmente merece la pena poner en juego tantas cosas? insistí Si sigue indagando en esas palabras podría perderlo todo.
A veces se gana y otras se pierde. Su expresión se tornó desafiante.
¡Escúcheme atentamente, joven! me puse serio Muchos hombres sacrificaron sus vidas por esas dos palabras. Jóvenes, viejos, inocentes, culpables, valientes y cobardes. me di la vuelta mirando de nuevo a la ventana No pienso enviarle a usted a malgastar la suya.
Soy mayor para saber cómo he de vivir y como he de morir.
¡He dicho que no! me giré y lo miré a los ojos si no tiene nada más que hacer aquí, debería marcharse.
Mire, si es realmente algo peligroso, alguien debe saberlo y detenerlo.
¿Y quién va a ser el que lo haga? El mundo no necesita héroes, solo saber lo que tiene que saber para vivir en paz.
¿Y realmente traerá la paz el no conocer lo que pasa?
¡Lo mejor es que se marche y se olvide de todo esto!
Muy bien…Se quedó en silencio un momento, hasta que recogió su cuaderno y su pluma y se puso en pie Pero tenga presente que no soy el único que sabe lo de Agnus Dei. Pronto llegarán más investigadores con muchas preguntas.
Se dirigió a la puerta de mi estudio. Yo me giré de nuevo a la ventana a ver como llovía. Pensé que era un farol, que probablemente solo lo decía para intentar asustarme y persuadirme para que se lo contara. Oí el ruido de la puerta abrirse. Saqué un cigarrillo y me puse a fumar.
¿Qué es lo que quiere saber? le dije sin mirarle a la cara. Tanto si pretendía persuadirme o si hablaba en serio, daba igual.
Empiece desde el principio. Oí como tomaba asiento, y su tono de voz sonaba a triunfante.

jueves, 28 de junio de 2012

9º Relato OK Ana Mª Alvarez Graceland

  Ana Mª Alvarez  
 Graceland  
Estaba  sentada junto a Mario,  en uno de  mis sitios  preferidos contemplando el  río Guadalquivir.  Eran los últimos días  de mayo. Nos habíamos reunido   un grupo de amigos en la terraza  del kiosko las Flores, situado  al lado del puente de Triana.
Todos  nos conocíamos   desde la época de estudiantes. La mayoría éramos compañeros de curso. Habíamos vivido  muchos momentos buenos y malos juntos. Era  un  rato  entrañable de tertulia  y de  recuerdos  que repetíamos con cierta frecuencia. Hablábamos  de todo: literatura, cine, teatro, política, religión, filosofía, temas de actualidad; De los hijos, de los nietos,  de las mujeres, de los maridos,  de cómo nos iba en la vida… Hacíamos repaso de   los compañeros que faltaban, y de los que ya habían fallecido.. Una de las cosas  que más  nos agradaba   era  compartir   experiencias de los últimos viajes realizados
Era un día  primaveral.  En el ambiente se percibía una brisa suave procedente del rio. Caída   la tarde  y el sol se empezaba  a esconder. Al alcance de nuestras manos, y  delante de nuestras narices,  teníamos  el grandioso  y señorial  Guadalquivir,  que discurría silencioso por su cauce. En aquellos momentos estaba teñido  por los reflejos rojizos y plateados del sol, que  ya se perdía en el horizonte a través de las arcadas del puente.  Por sus aguas  surcaban    lanchas  y barcas de pedales, con las que los  jóvenes  pasaban el rato y  se divertían.
         El  espectáculo era hermoso.  Por delante la calle Betis  uno de las   más famosas  de Sevilla.  Por detrás, el puente   Al  subir las escaleras la pequeña capilla de la Virgen del Carmen  construida por Aníbal  Gonzalez
Al otro lado del rio,  divisaba  un  bonito paisaje Se veían  salpicados en la orilla, y entre los árboles   edificios   emblemáticos  de Sevilla: La Casa  de Maestranza; La plaza de toros; La Giralda ; Los picos de la catedral; La torre del oro, El Palacio de San Telmo…  Y un poco más lejos,  las dos torres de la Plaza de España.  ¡Era impresionante!
Vino  el  camarero.
-¿Qué van  a tomar Uds.?
-De momento 10 cañas de cerveza muy  fría y dos coca-colas-
-¿y de comer?
-Para empezar, una ración  de gambas a  la plancha, y otras de  puntillitas, calamares fritos y cazón en adobo.

La mesa   más cercana la ocupaba un matrimonio. Sus hijos jugaban con un pequeño perro de pelo blanco y rizos  largos, alborotados. Corrían tras él para  cogerle  la cola.
En un momento Raúl   dijo: 
-Estamos casi  todos. Sólo quedan algunos por llegar .Ana.  habíamos quedado en que nos ibas a contar sobre tu  viaje a Memphis.
-De acuerdo.   ¿Por donde empiezo?.
-Comienza por  Memphis.   Háblanos también  algo  de  Elvis  Presley  
Fue muy agradable para  mi  recordar los buenos ratos que había pasado en una de las estancias más largas que había tenido en Estados Unidos 
-Memphis es una ciudad más bien sucia, un poquito destartalada, con  escasos  transportes  de  mediana calidad.  Es de las ciudades   menos  atractivas de EEUU .Si se la conoce   más,  es por ser la cuna de  Elvis Presley, y de  Martin Lutter King  Ahora  es más famosa  por el St. Jude Childrens Research Hospital, uno de los mejores del mundo.
-¿Como es la vida alli?
Hay un contraste enorme entre  la parte científica y la cultural. Para mi,     ha sido   apasionante  en todo lo relacionado con las  modernas  terapias y las  nuevas tecnologías médicas que se emplean  en el  Hospital.   Sin embargo como ciudad me ha decepcionado bastante   
-¿Qué es lo  que mas destaca en ella?
-Sin duda, Graceland, la mansión donde Elvis vivió desde los  22 años, hasta su muerte. Ahora  es  un museo  de recuerdos de toda su vida y una especie de  templo para sus fans.  En ella  hay una zona  de  cementerio, que es donde  están enterrados Elvis    y su madre.   
-Es tan bonita como dicen? 
-Si  lo es. Sobre todo  típica. Se ha convertido en uno de los mayores reclamos turísticos de la ciudad. Es la segunda casa más visitada del país   después de  la Casa Blanca .  
-¿Fue lo primero que visitaste?
-No. La verdad es que tardé bastante en ir a verla.  Fuí, porque Carlos, uno de los médicos catalanes, que lleva  10 años  trabajando en S Jude,  me insistió  mucho en que la conociera.   Un día al salir del hospital me dijo:
 <<¿Qué has visto de la ciudad?>> -<<¿Has ido  a Graceland ?>>
-<<Pues no. La verdad que no me atrae excesivamente>>
-<<No me digas eso. Me contestó.  No  es posible  que   todavía no hayas  ido a ver la mansión y el cementerio de Elvis.  Es el entretenimiento más atractivo   de Memphis  y prácticamente  el único 
-<<Tengo  previsto  ir, pero la verdad es que no se cuando. Tengo que organizarme ¿Tan interesante es? >>
 <<Elvis,”es el Rey del rock and roll”, ha nacido  en Memphis. Ha sido  
uno de los cantantes más populares del siglo XX del mundo entero, que ha nacido en el  Sur  de EE UU. Es  una visita obligada para los turistas y  para todos los que venís al Hospital >>  
 -<< OK. De acuerdo. Respondí>>
 -<<Si te parece bien, yo mismo  te puedo acompañar  mañana..>>
-<<Me lo pones en bandeja. Por mi fenomenal. Te lo agradezco muchísimo.>>
 -<<Podemos invitar  también  a  Maisa  de  Jordania y  Larisa de  Rusia. Me han dicho que  todavía no la han visitado.>>
-<<Estupendo. ¿A que hora pasarás a recogernos?>>
-<<Te lo  confirmaré por teléfono en cuanto tenga las entradas.>>
         Uno de los niños que estaba en la mesa de al lado  rompió a llorar.  Al ir a coger una servilleta,   derramó el vaso de cerveza  que estaba tomando su padre El vaso  cayó al suelo  y se rompió. La madre  le regañó.
<<¿Por qué  no te estas quieto?  Siéntate bien  y deja de trastear>>
El llanto   nos  distrajo, pero rápidamente nos metimos de nuevo en la conversación
         -Ana,  sigue.  Estabas hablando de   Elvis,  Dinos lo que creas  mas significativo de él..
-Lo intentaré…Pero mejor… preguntarme vosotros.
-Dónde nació?
-Nació en 1935 en  un pueblo  cercano al Misisipi  llamado  Tupelo  Su padre  y su madre eran muy jóvenes. Tenían  22 y 18 años respectivamente. Tuvo  un  hermano gemelo, que nació muerto. Tenía  una relación muy  estrecha con sus padres,  y  en especial con su madre     
-¿Cuándo empezó a destacar  en  la música?
  -Se inició  con  los cantos   de los oficios  de una  iglesia  protestante a los que acudía  con su familia los domingos… Después, cuando tenía  diez años, una de sus maestras lo  animó  a participar  en un concurso en el que cantó «Old Shep».  Se tuvo que subir a una silla para alcanzar el micrófono. Ganó el quinto  premio.   A los pocos días le regalaron su primera guitarra   
-¿Continúo cantando?
-Sus tíos y  el nuevo pastor de la iglesia  le dieron   clases elementales de música. Sin embargo una  profesora   de aquella época,  le dijo que no tenía aptitudes para el canto. No se desanimó  y  se presentó  en la radio  cuando tenía 12 años. Era muy tímido, y la primera vez   fracasó  por  pánico escénico,  Sin  embargo  en las semanas siguientes  triunfó.
-¿Como llegó al éxito?
-Algunos productores lo animaron mucho,  porque   vieron en él una gran oportunidad para  expandir la música afroamericana. <<Su voz era versátil, con  una notable capacidad para asimilar   estilos vocales».[   Triunfó, en el country,  en el pop, las baladas, el gospel y el bluss.  Era muy buen  solista.  Según  Pleasants, fue «capaz de duplicar el sonido abierto, ronco, extasiante, de gritos, llantos e imprudencia, de los intérpretes negros de   blues y góspel.»     
Proseguí  con el  relato
-Se dejó crecer las patillas. Peinaba su cabello con aceite de rosas y vaselina,  Moldeaba  su de peinado con un tupé que le caracterizaba y  que se hizo  popular entre los jóvenes de su  época.[  Fue tal el éxito que alcanzó, que en marzo de 1957    compró  como regalo para sus padres,  la mansión  de Graceland,  a varios kilómetros de la ciudad   y que convirtió en su residencia habitual.   Con posterioridad se  le dio este nombre,  en honor a su única  hija Grace.
-¿Interrumpió su carrera   para hacer el servicio militar?                             
-Si fue reclutado  en 1958,  Quiso ser  tratado igual  que cualquier otro soldado.  En  Alemania  sus compañeros lo recordaban como un buen compañero. Donó su salario del ejército a una  instituciones de  caridad,   Aquí  tuvo su primer acercamiento a las anfetaminas  En esta época,  su madre enfermó  de hepatitis  falleció  poco después de insuficiencia cardíaca, con tan sólo   46 años.    Presley  pudo llegar a verla  morir,  pero quedó hundido.  Creyó  que su carrera como cantante había llegado a su fin.
-Estuvo casado?
-Si, conoció a Priscilla  Beaulieu, en Friedberg,  cuando apenas tenía  14 años de edad. Se casó  con ella tras un noviazgo de siete años
-¿Cómo  fue el regreso del  servicio  militar?
-En un principio,  pensó  que  no servía ya  para cantar,  y  comenzó a trabajar como camionero  para la compañía Crown Electric.[  Dos años más tarde  reanudó su carrera artística, En febrero de 1961, consiguió  vender más de 75 millones de copias,  de uno de sus discos conocido a nivel  mundial
-¡Cómo le cambiaron las cosas en tan poco tiempo!! …comentó Juan  
En este momento exclama Berta
-¡Mirar al fondo! ¡Que preciosidad!-
Algo  ha cambiado   en el  paisaje.   Los edificios de la otra parte del río se  han iluminado.  Es  auténtico un regocijo para la vista, ver como la luz artificial  remarca con  esplendor los bellos trazos de los grandiosos edificios de  la arquitectura sevillana.
Continúo con el relato.
-En 1968, tras siete años alejado de los escenarios,   presentó en directo   un especial de televisión que  le dio el salto  a Las Vegas y  a varias giras musicales.  Ese mismo año   nació su única hija.     
-¿Fue él, quien actuó en el primer  concierto   que TV retransmitió  por   vía satélite?
-Si. Tuvo lugar  en 1973. Lo vieron  1.500 millones de personas  de todo el   mundo.  En  EEUU  se vendieron más  de 5 millones de copias  de: “”Aloha from Hawaii: Via Satellite””. A partir de entonces le contrataron en Hollywood.   
Añado:
-Poco  después, en el  International Hotel en Las Vegas, recién inaugurado, estreno  el típico  traje  con una capa   alada, que llevaba siempre en  sus representaciones. Alguien comentó: «Al final del espectáculo, cuando extendía su capa de águila, con las alas del ave en su espalda totalmente estiradas, adoptaba una figura divina».
.-¿Cómo fué su  vida sentimental?
 -Al principio bien. Después, regular. Presley y Priscilla  se comenzaron a distanciar cada vez más. Cada uno vivía con  otra pareja. Acabaron presentando una demanda de divorcio. Todo con una aparente normalidad. Sin embardo, desde  entonces, Elvis  vivió obsesionado con la idea de  que  Stone (la pareja de Priscilla)  enviaba  hombres a sus representaciones con intención de matarlo.
-¿Tuvo algún motivo para pensar eso?
         -En alguna ocasión había recibido  amenazas de muerte. .Lo que  más le hizo sospechar fue  cuando en una representación, dos hombres  le  exigieron que les pagara   50 000&, y que sino  se los daba,  lo mataban.  La policía se preocupó. En una ocasión llegó  a subir  al escenario   con una pistola en su bota derecha   Al final no hubo ningún  incidente  

De nuevo  se   interrumpe la conversación  cercana al   puente de Triana una llamada al móvil de  Juan.   Era su mujer. Quería saber si todavía seguíamos allí. Acababa de terminar  un trabajo especial que  le había surgido,  y se quería incorporar al grupo.
-Te esperamos dijo Juan, y prosiguió: Continua  Ana  
-¿Qué amistades tuvo? ¿Como fueron sus amigos? Preguntó Ricardo
-Desde los 1960, el círculo de amigos con los que  se relacionó hasta su muerte se conocía con  el nombre de la «Mafia de Memphis». Algún periodista escribió: [  «Estuvo rodeado de  parásitos»,   «No es de extrañar que, cuando cayó en la adicción y en el letargo, nadie activara la alarma. Para  sus amigos  Elvis era el banco, y tenía que permanecer abierto».[
 -¿Qué se sabe de su muerte?
-Murió súbitamente en 1977, a los 42 años  Hay diferentes versiones. 
          -¡Que joven!  Exclamó  Ricardo
Proseguí  
- Por lo visto  consumía una cantidad   excesiva  de medicamentos,  y eso le perjudicó mucho.  He leído que  el  Dr. Nichopoulos, su médico, <<había prescrito a nombre de Elvis  en sólo, los primeros ocho meses de 1977 más de 10 000 dosis de sedantes, anfetaminas y estupefacientes>>: 
-Hay  algo escrito  sobre  este tema?
         -Si. Hay un libro que se llama  Elvis: What Happened?,  que está escrito por tres de los  guardaespaldas, que él  despidió  un año antes de su muerte.  
De forma inesperada, con voz baja y entrecortada, Mari Sol,  la mujer de Patricio    musitó:
-No lo  entiendo. No lo puedo entender
-¿Qué es lo que no entiendes?  Preguntamos
-Que este hombre se haya suicidado.  
         -Es imposible. Lo tenía  todo. Estaba rodeado  de  gente que le quería,  que le seguía, que  le adoraba,
         Queriendo  distender el momento dijo Juan…
         -Tenía también “mujeres a manojitos”, como diría Chiquito de  la Calzada 
         -Nada de eso  le sirvió para ser feliz, contestó Mary Sol
         Entonces intervino Bea  en la conversación, y sacó el tema de Marilyn Monroe
-En estos días se está hablando  mucho de Marilyn por  el centenario de su nacimiento  Para mi  son  dos personas muy similares, con vidas  paralelas
 Ricardo añadió:
-A los dos se les  atragantó el éxito. No estaban preparados para digerirlo, Tenían en sus manos todo lo  que querían. Todo con  lo puede  soñar  un hombre o una mujer: mansiones,   belleza,  dinero,  poder,  fama,  glamour  y todas  las mieles de la fortuna.   Sin embargo las dos  decidieron  segar  su vida en plena juventud.
     -¿Por qué lo hicieron?  
     -Sin duda ninguno de los dos era feliz.  No supieron  disfrutar  de la vida. En cierto modo  tenían helado   el corazón. 
-Se comenta ahora, que no fue Marilyn  quien se suicidó.  Se están revisando de nuevo los  archivos  relacionados con su muerte.  Parece estar   implicado el FBI, siguió Ricardo
-Era una mujer que conocía  muchos secretos de estado. Muchos  altos mandatarios de la nación compartieron su intimidad con ella,  En esos momentos se pueden decir cosas muy imprudentes 
-¿Fueron ellos quienes  decidieron matarla?  
-Directamente no,   indirectamente,  es posible.
-Sin embargo, cuando murió  dijeron  que tomaba  todos los días barbitúricos por la noche  y que el  bote donde los tenía,  estaba vacío.
-Todos  sabían  que tenía problemas  para dormir. Si alguien cercano a ella,  quería hacerla desaparecer del mapa, no era difícil conseguirlo. Se sabía su costumbre. Era cuestión de  entrar en su   habitación  de  rematar las dosis, y hacer circular la idea de que  se había suicidado.
-Ella quería vivir. Lo dijo  muchas veces. Una cosa es tomar medicinas para olvidar, ó para superar una depresión  y  otra es querer morirse.  Ella  lo que quería es ser feliz. Estaba en plena juventud. Era enormemente atractiva.La vida  le  sonreía. 
-Bien… ¿entonces ?
-Está claro  que no era feliz. Podía  haber tomado los estupefacientes por estar bajo el efecto de una depresión…
-Seguirán las investigaciones, pero no creo que se aclare  nada. Se trata de un alto secreto de estado
      Pedro afirmó
-Hay  algo de lo que estoy convencido. Mucha gente cree que la felicidad está en el en el dinero, en poder,  en el placer,  en el sexo, en la droga,  en la fama, en el éxito. Cree que logrará la felicidad, cuando consiga tener una casa en el campo ó en la playa, comprar un yate,   escribir una novela. Alguno se obsesiona con que gane su equipo  de futbol.   Sin embargo  eso es solo una parte de la  felicidad . La autentica  felicidad  es la que  uno mismo lleva dentro de su corazón.
Adrian, intervino 
-Por lo general, no le damos la importancia que tiene el estar sanos. Solo pensamos en  la salud, cuando   nos ponemos enfermos. Entonces nos ponemos inaguantables, y  en especial  si somos médicos   
-Tampoco  ahora se valoran los padres, los hermanos, los abuelos,  como antes, dijo  Juan.  En realidad la familia  es quien  nunca falla, y siempre podemos contar con ella. Por eso se abusa, y  por lo general  se  recurre  a ella solo  cuando se necesita:   desengaños amorosos,   problemas económicos,  fracasos  profesionales,  o  bien, cuando los amigos  nos  dan la espalda. Somos muy egoístas
-Tengo unos amigos, siguió Pedro, que mientras  vivían sus  padres,  apenas les visitaban, ni les echaban ninguna cuenta. Sin embargo cuando se murieron  el   cariño hacia ellos, les salía por los poros de la piel, y les dolía la boca de hablar de ellos
-La ternura y el cariño de una madre no se puede pagar con nada del mundo. Su figura nos  acompaña  durante toda nuestra vida,  continuó Bea.  Además, todos  llevamos dentro el niño que fuimos de pequeños, por muy adultos  grandes  y maduros que parezcamos. 
-Hace poco  he oído decir  que cuando San Francisco de Asís  estaba en el lecho de muerte, pidió que le cantaran una de las nanas con  que le   arrullaba su madre cuando era  un niño pequeño. Dijo Juan
Como queriendo  concluir,  Pedro apostilló:
-Para mi la felicidad  consiste en  aceptar  las contrariedades inevitables. que  cada día  trae consigo la vida.  Las dificultades caminan con nosotros desde que nacemos   hasta que nos morimos. Es absurdo de revelarnos contra ellas. ó esconder la cabeza bajo el ala como hacen las avestruces, para evitar ver  lo que puede pasar. 
-Ayer leí precisamente un articulo  muy interesante de Enrique Rojas sobre   la felicidad. Dijo  Juan
-Seguro que es muy bueno, comentó  Ricardo. Pero  creo que es preferible  finalizar con lo de Memphis y dirigiéndose a  mi, me dijo, 
-Sigue Ana.   Nos imaginamos que además  de ir al Hospital y a ver  la tumba  de Elvis   hiciste algo más…
         -La mayoría de los días, me quedaba hasta  tarde en la biblioteca.  Era muy grande, y  estaba muy bien informatizada y organizada. Podíamos disponer de todos los libros que quisiéramos, y de la bibliografía más  reciente.  Era una oportunidad única.  “Una pasada”, como dirían los chavales de hoy.
         A veces nos reuníamos a  cenar, en  el bar de la residencia  con los compañeros que vivían  en esa zona    Los fines de semana  hacíamos excursiones a  las poblaciones vecinas 
 Volvemos de nuevo  al escenario inicial  junto al puente de Triana  
-¿Quién va a contar el próximo  viaje?.-
-Nosotros respondió Adrian.
A primeros de junio me voy con mi mujer a Egipto.
-No te olvides de hacer buenas fotos
De esta forma finalizó una agradable velada