Alguno de vosotros (no muy ducho, por lo que se ve) entró en nuestro blog por blogger y lo ha asociado a su cuenta que es marcantmafe@gmail.com

Ahora mismo hay que meter como nombre de la cuenta ese correo y como clave la misma que os di en clase.

lunes, 10 de septiembre de 2012

-Relato 8 de Julián Rabadán


Axel volvió a su piso la puerta negra le recordaba al vacío del espacio por el que podía sumergirse;  estaba nervioso no sabía si la oscuridad estaba en su interior o en el exterior.  Le encantaría poder haber llorar en aquel momento, lo ansiaba como nunca desde que había cambiado. Pensó en arrancarse los ojos, puede que si brotase la sangre sería algo parecido a llorar, pero no tenía fuerzas para hacerlo en ese momento.  Abrió la puerta pero no encendió las luces de la habitación, tampoco las necesitaba. Cerró las puertas detrás de sí y se dejo caer en el sofá como un peso muerto, se ahogaba. En su mente la voz de Marco resonaba una y otra vez “Lo siento querido, estos años han sido maravillosos, pero se acabó”. Las palabras se le repetían una y otra vez, como si el Reproductor de Windows Media hubiese puesto en modo repetición aquellas palabras que le destrozaban. Tenía que llorar fuese como fuese, lo necesitaba se armó de decisión y decidió que se sacaría los ojos. Fue al baño los azulejos negros, el mármol negro del lavabo y los apliques dorados como el ribete de la bañera. Era curioso  pensó allí fue donde había empezado la noche, con el agua cayéndole por la cara pasando por su pelo y limpiando su alma. Quería gritar sacarlo todo de su interior, se ahogaba completamente. Se acercó al espejo ribeteado de dorado, de la luz de los focos  del techo amarillenta hizo que tardase un segundo en  acostumbrársele los ojos. Se miro y no supo lo que veía, solo escuchaba la voz de Marco todos sus sentidos habían desaparecido. Lanzo la mano al vaso negro sujetado por una abrazadera dorada donde estaban su cepillo de dientes y el de Marco besándose de forma casi irónica. Junto a los cepillos de dientes la cuchilla de afeitar que no había usado en bastante tiempo. Pensó en sacarse los ojos con ella pero no lo veía, no. Busco en sus bolsillos la llaves, empezó a sacar monedas y billetes, un reloj de bolsillo y tonterías que cayeron al suelo.  La pantalla del teléfono que era un espejo se quebró con un sonido seco y molesto. ¿Cómo podía algo en este mundo atreverse a hacer ruido cuando él se sentía así? Aquello era horrible, un segundo, sonido, las llaves. Las llaves estaban habían caído cuando él estaba en el sofá.  Volvió a la oscuridad del salón. Las llaves formaban un pequeño montículo en el suelo de madera, como si fuese un testigo de que era lo que había pasado.
–Venid aquí. – Les dijo con un hilo de voz que no era más que un susurro. Las cogió con una mano, como cuando una gata coge a sus cachorros por el cuello. La imagen le gusto y las cogió entre las dos manos como si fuesen algo vivo que se pudiese romper en cualquier momento, eran algo especial, algo que le conseguirían hacer llorar por fin. 
Se ahogo pero consiguió volver al baño, se tropezaba con su propia sombra. A trompicones consiguió volver hasta el espejo, seguía sin verse aunque no importaba. Solo le apetecía dejarse caer en el suelo del baño, hacerse una bola y no pensar en nada ni en nadie. Pero se acercó al espejo y con una mano se separo los parpados del ojo, “un segundo” pensó “solo un segundo”. Con la otra mano se acercó la llave al ojo, notaba el frio metal, sabía que en un segundo lo notaria en el interior de la cuenca y la sangre fluyendo por sus mejillas como si fuesen las ansiadas lagrimas que tanto necesitaba. Notaba cada musculo de su mano, notaba el aire pasando alrededor de las partes que normalmente estaban protegidas por los parpados y el hueco que hacían. Solo quedaba un centímetro para que la llave se introdujese en su ojo, el cual trataba de escapar moviéndose rápido hacia arriba y hacia abajo en desesperación. Un centímetro, un milímetro  y entonces escucho una carcajada.  Reconocería esa voz en cualquier sitio era la risa de Marco. Dio un paso atrás y se separo del lavabo. Aun llevaba las llaves en la mano que cayeron al  suelo con un sonido estridente. En el espero solo se vía una caricatura de si mismo. Salió corriendo del baño, para sumergirse en la oscuridad del testo de la casa buscando  al portador de la voz que se había reído de él y le taladraba el alma como un martillo neumático. Recorrió  corriendo toda la casa y termino sin saber como en el salón otra vez, destrozado como si le hubiesen pegado un cañonazo en el alma y solo quedasen sus restos en donde el su ponía que tenía los pies pues ya no los sentía. Se ahogaba. Se ahogaba de sí mismo. Cogió una silla por el respaldo y con un grito agudo y animal la lanzo contra la ventana con la que choco partiéndose en muchas astillas mientras que la ventana quedo impasible. Trato de quedarse afónico gritando una y otra vez, pero no eran palabras solo ruidos que su alma le pedía sacar de dentro. 
“¿Qué haces?” Le pregunto la  voz de la risa cuando cayó rendido después de haber soltado todo lo que podía de su interior y ahora volvía a sentirse vacío y sin fuerzas ni para respirar volviendo a poder llorar.
– Cállate. – Le dijo en un susurro a la voz que tan bien conocía. – Cállate por favor. Déjame en paz solo quiero morir.
“¿Es que eres tonto? Eso lo vas a conseguir con facilidad, solo tienes que quedarte hay quieto. Menuda forma de usar la vida eterna, querer morir.” La voz volvió a reírse de alguna parte de su interior saco fuerzas para volver al baño, a lo mejor si volvía al plan de sacarse los ojos la voz se callaba.
“Si, seguro. Gran plan sácate los ojos con eso conseguiremos mucho. Porque no te lanzas a una pira o te sientas con las ventanas abiertas a esperar la salida del sol, es igual de patético y novelesco que en esas novelas. Dios hay que ser patético.” Dijo la voz de su cabeza hasta que llego a la puerta del baño, las luces lo cegaron un momento. “Venga vamos haz algo que deje peor que esos libros a los de nuestra condición.”  Continúo la voz, mientras Axel miraba su imagen reflejada en el espejo y confirmaba que la voz procedía de su cabeza y lo peor era que la voz hablaba con la voz de Marco.
–Calla te. –Dijo volviendo a intentar que se callase.
“¿O que vas a hacer mariposilla? ¿No eras un tipo duro seguro de sí mismo? ¿Entonces quien mierda tengo frente a mi?” Axel supo que pese a ser la voz de Marco no eran sus palabras, esa forma de hablar era imposible que la usase, aquella era su propia voz. O se estaba volviendo loco o su subconsciente era sumamente cruel.
– ¿Qué quieres? –Dijo a la imagen que se reflejaba y lo miraba en tono acusador.
“No idiota, ¿que queremos es que no lo pillas?”
– ¿Qué? –Axel advirtió la mirada de confusión con la que le miraba su propio reflejo.
“¿Te ha jodido la mente a parte de arrancarte los huevos o siempre has sido a si de lerdo? ¿Qué cojones es lo que ambos queremos?”
– ¿Morir? –Pregunto a su propio reflejo.
“¿Estás seguro? Yo creo que no. Te lo volveré a preguntar. ¿Qué queremos?”
Los ojos se le oscurecieron y una llama comenzó a brillar en ellos primero pequeña pero que iba aumentando poco a poco, hasta que lo inundo todo.
–Joderle, matarle, destrozarle, que sufra, arráncale la piel, no el corazón, arrancarle los ojos los huesos uno a uno, que sufra, dejarle tan vacío como él me ha dejado a mí. Quiero destruirlo completamente. Quiero muerte, quiero sangre.
Volvió a sonar en su cabeza una voz pero esta vez hablaba con la suya propia “buen entonces ¿a que esperas?”


Axel se volvía a colocar el nudo de la corbata negra, le combinaba  perfectamente con el traje azul  que se había puesto uno de los pocos que no había empaquetado con antelación y enviado al nuevo “chateau” en Francia. Bajo un momento el periódico para poder ver la puerta de embarque aún le quedaba unos minutos para tener que dirigirse a la puerta de embarque. Habría preferido ir en barco le gustaba mucho esa mezcla de viento y agua salada golpeando suavemente su  cara pero des pues de “somos animales territoriales y si sigues en el mío te matare”, no quería  arriesgarse a que Maco se impacientase demasiado era como un hombre de negocios siempre atento a las oportunidades que le ofrecían los fallos de los demás. Al salir de la ducha después de su pequeña crisis tenia las ideas mucho más claras. Quería que Marco sufriese eternamente, y gracias a la condición de ambos eso sería perfectamente posible. Pero antes de eso tendría que ponerse a salvo, lejos de él ¿Qué expresión habría usado Marco? “Volver a la guariada para lamerse las heridas”.  Axel se dirigió al “duty free”  para matar un poco el tiempo antes de ir al  avión. La mayoría de las cosas le aburrían más que el buscaminas, cualquier revista de le daba pereza compara comprarlas pero no tenia sueño  para quedarse dormido  en el avión, el viaje no sería lo suficientemente largo para una novela,  aunque siempre podía compara un libro de autodefinidos. Le daba pereza pensar, llevaba demasiados días concentrado en los planes de trasladarse como para pensar ahora. La compra del “chateau”, seleccionar una maleta con las cosas que se quedaría y las que mandaría allí. Y comprar los billetes había comprado varios  a distintos puntos que saliesen todos a la misma hora y que todos saliesen de lugares que fuera de noche y llegasen a lugares antes de que saliese el sol, podía ser paranoico pero no quería que Marco supiese donde estaría.  Se quedo ensimismado mirando en uno de los estantes una de esas novelas que tanto le gustaban a Marco, una fuerza en su interior se debatía entre comprarlas o destrozarla allí mismos, pero extrañamente pudo sofocar ambas y dirigirse prácticamente como un autómata hasta las puertas de embarque desde la que salía su vuelo.  Los últimos minutos antes de embarcar se le hicieron más tediosos que las dos horas de antelación con las que tenía que estar allí.  Por fin pudo subir a bordo y sentarse en su asiento quería desconectar de todo y poder durante unos segundos son pensar en nada pero la voz del interior de su cabeza no lo permitió. “¿Qué hacemos ahora?” le pregunto en tono apremiante,  “Solo lo que debemos salir de aquí para que marco no nos mate” se auto contesto. “Bien pero no me refería  a  eso ¿Qué vamos a hacer para como tu dijiste tan expresivamente  joderle la vida  Mario? ¿Cómo atacas a un tío tan viejo, tan listo, que nos conoce tan bien y que es tan guapo?”. “No es tan guapo.” Se trato de auto mentir a si mismo Axel, “Pero se a lo que te refieres, sabe como pensamos…” dejo el pensamiento en el aire durante unos segundo y reflexiono, necesitaban a alguien a quien Marco no conociera, tenía que ser listo y  un buen estratega. Estratega fue la palabra que hizo que la mente de Axel comenzase a trabajar a toda velocidad como una máquina, hasta que una sonrisa malvada y un brillo malicioso brillo en sus ojos. “Creo que ya lo tenemos” le respondió la voz de su mente cuando el avión comenzaba a moverse para despegar. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario