La calle estaba tranquila
mientras esperaba a Inés fuera de la tienda. Todo está abierto, pero no había muchas
personas. Ya está salé, pero trae una expresión rara en la cara.
¾
Venga di ¿Qué te ocurré? –nos dirigimos a su
casa donde cenaremos viendo una película.
¾
Creo que esos chinos piensan mal de mí.
¾
¿Qué?
¾
Que creo que esos chinos piensan mal de mí. Me
paso el día comprándoles velas, inciensos, esencias… Estoy segura de que
piensan que soy una bruja.
¾
O una hippie trasnochada… o una dominatrix…
¾
Pero es que yo sí soy una bruja.
¾
Ya veo
¾
¡Oh! Haz el favor, no me trates como una loca.
Sabes perfectamente que lo soy y punto.
¾
Una bruja. ¿Quieres que acepte el hecho de que
mi mejor amiga, a la que conozco desde la guardería es una bruja?
¾
Agradecería algo de apoyo. El mundo siempre nos
ha mirado con rencor a las brujas.
¾
Eres imposible. De acuerdo. Partamos del hecho
de que te creo y de que eres una bruja real, ¿Cómo se supone que ellos lo iban
a saber? ¿es que acaso se lo has dicho?
¾
No.
¾
Pues a menos que ellos también lo sean, sería
bastante imposible que lo supiesen.
¾
Pero no soy del tipo de brujas que ellos
imaginan.
¾
¾
Claro, es tan la buenas y las malas. Yo no destripo
gatos ni nada de eso.
¾
¿Para que sirve destripar un gato?
¾
¿Qué?
¾
Que qué utilidad tiene eso de abrir animales.
¿Es que los espíritus son unos sádicos o es algo así como en clase de ciencias
cuando tocaba abrir una rana?
¾
No te centras en lo que te estoy diciendo
¾
Yo no querría que me ayudasen unos espíritus tan
morbosos
¾
L
¾
¿Algo así como unos cazadores de brujas?
¾
Exacto.
¾
¿Cómo la Inquisición?
¾
Si.
¾
¿Y han venido desde su país, han abierto la
tienda y trabajan desde hace seis meses en un horario de lo más puteante,
únicamente para atraparte?
¾
Puede ser.
¾
Te sobrevaloras demasiado.
¾
¿De veras crees que pueden pensar que soy una
dominatrix?
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